Políticos avergonzados: Un regal per Alcarràs.

Se acercan elecciones. En realidad, aún queda mucho, pero los políticos ya han desenfundado sus revólveres y ha empezado la sangrienta pugna para conseguir un sueldo a cargo de los contribuyentes. O para mejorar el que ya cobran por su discutible labor en la oposición. Lo único que está claro es que no tendrán piedad de sus víctimas (de entre las que estás tú) y usarán todo tipo de estratagemas para confundirlas, desacreditarlas o convencerlas de que ellos serán mejores ladrones que cualquier honrado banquero al que le confíes tu dinero.

Una estrategia que se viene acentuando en últimos años, y que, por lo visto, se ha convertido en línea general de partido en el PSOE, es la de esconderse en su propia campaña. Un buen ejemplo lo encontramos en algunos slogans de sus candidatos más destacados (Tomás Gomez, Jaime Lissavetzky, Oscar López…) donde no aparecen por ningún lado las siglas de su partido.

Esta estrategia no es, ni mucho menos, algo nuevo. En el referéndum para la independencia de Catalunya convocado en 2009 tenemos otra muestra interesante. Dicho sufragio, aunque oficialmente no fue convocado por ningún partido político, estaba apoyado, subvencionado y, en algunos casos, financiado por ERC o por el partido de Joan Laporta, Solidaritat Catalana.

Ahora, gracias a la exitosa campaña de publicidad encubierta del PSOE de Alcarràs “Un regal per Alcarràs”, ya no hace falta ver las grandes campañas políticas para encontrarnos con un ejemplo de esta práctica, de tan dudosa legitimidad, Esta maniobra, ingeniosa y audaz por otra parte, consistía en hacer creer al electorado que, por algún tipo de iniciativa popular, se había creado una página web donde se daba voz a la gente de a pie. La cosa era que, si la iniciativa funcionaba y la página armaba revuelo, el partido daría un paso al frente colocando su logo junto al de la campaña (cosa que hicieron a modo de video); de no ser así, permanecerían escondidos y su fracaso pasaría inadvertido. Aún así, se preocuparon en teñir el cartel de rojo, como si de una maniobra de publicidad subliminal se tratara, para que todos asociáramos el color de su partido con la fuerza de la voz popular.

Lo que está ahora en el aire es ¿a que se debe dicha estrategia? ¿Tan desgastada está la credibilidad de los políticos que ahora maquillan sus iniciativas para que nos impliquemos más en ellas? ¿O se trata quizás de algún tipo de miedo al fracaso? ¿Es vergüenza de partido, tal vez?

En fin, solo nos queda agradecer a los socialistas de Alcarràs que nos mostraran tan claramente que están hechos de la misma pasta que la mayoría de los políticos, y que sus intenciones son las mismas de siempre: usar mentiras (o más bien medias verdades) para alcanzar el poder y enriquecerse.
Lo mismo que viene haciendo nuestro alcalde de CiU durante quien sabe ya cuantos años!! Es que todos son iguales joder...